Danza Venusina

Te presento la Danza Venusina, la cual te invito a bailar cada día. Está creada desde mi propia Venus. Puedes tomarla como inspiración para crear la tuya o puedes aprenderla. Descubre la medicina de su amor.

No hace falta saber moverte de determinada manera. Si tienes un cuerpo sabes hacerla. Lo más importante es que te sientas a gusto. A algunas mujeres les cuesta poner en acción a su Afrodita interna, si te ocurre, te recomiendo que la hagas después de la visualización diaria. Así sellas en tu cuerpo la medicina del día.

Y por supuesto, puedes realizarla siempre que quieras, pues en ella encarnamos el deseo como una oración danzada.

Aquí tienes el vídeo y más abajo te explico cada movimiento, aunque estoy segura de que algo habrás intuido al verla.

Aquí te muestro varias secuencias de esta danza para que, si te gusta, la hagas tuya. Cada movimiento evoca un sentir con cada objeto del altar, es el lenguaje del cuerpo, que expresa lo que siente el alma.

Comenzamos saludando a las hermanas, los hermanos, las madres, abriendo las manos a derecha e izquierda, luego ambas... Y ¡empieza la música!

Llevo las manos al corazón y lo acaricio poniendo la izquierda sobre la derecha, en círculos, varias veces. Lo preparo para que pueda abrirse...


Aquí me hecho el perfume, que se mezcla con mi aura perfumando la estancia. Deja que tus brazos se mezan con el vapor y siéntete un poco como agua.


Pasamos al espejo. Imagino que lo sostengo con una mano mientras me miro. La otra mano va al corazón para que mi mirada sea amorosa conmigo. Luego cambio de mano, voy al frente, juego a sonreirme a mí.


Tomo mi cepillo imaginario y acaricio mi pelo, de abajo arriba, lo mezo con el viento... siento el masaje, el cariño y la belleza que surge cuando lo cuido.


Es momento de bajar al vientre, el mudra Shatki, poniendo mis manos en triángulo invertido sobre mi centro de poder femenino que recuerda la concha de mi tocador. Cuidar el Santa Santorum del templo que soy.


Abro el triángulo con mis manos hacia atrás y acaricio mis riñones, donde se aloja la energía heredada ancestral,


continúo deslizando mis manos en un gesto de barrido por la cara externa de las piernas que termina drenando a la tierra la energía gastada


y subiendo por la cara interna desde los tobillos para tomar la energía renovada hasta llevarla de nuevo a mi vientre.


Ahora tomo la manzana, su tersura me seduce y la pruebo. Me deleito en un acto subersivo tan simple y a la vez poderoso.


Resignificando en este gesto el derecho al placer.


Pongo mis manos delante de mi en posición de cuenco,


imagino mi copa de hibisco llena y la llevo a mi boca,


pero toda mi cara se refresca, se nutre y gozo de este momento pleno.


Repito y ahora llevo el cuenco hasta mi cabeza,


me baño con él


y acaricio mi aura desplegando mi sensualidad natural.


La diosa viene a tomar una instantánea de este momento, una foto que te recuerde que eres la viva encarnación del amor,

y te permites posar como lo harías para tu amante, enamorado/a de lo que desprendes cuando te permites emanar la belleza atemporal que eres.

Juega delante de la cámara, brilla como un sol de primavera.

Y ahora toma la corona y llévala a donde tiene que estar. En lo alto de tu cabeza, para recordarte tu conexión con el Cielo y las estrellas, con tu espíritu y de este modo aportar al mundo lo que irradias.


Por último un beso. Un beso que lleva tu aliento de vida, de alegría y de amor.


Puedes entregarlo a tu madre, a tu padre, a tu pareja, a tus hijas/os o amigas/os. Comparte, ama, vibra.

Y aquí la hermosa obra musical de Lubiana: Farafina Mousso, que significa: "mujer africana" en la versión que más me gusta, con sus hermanas. Para que la recuerdes y la dances siempre que quieras.

¡Gracias Lubiana!

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